jueves, 9 de marzo de 2017

SOLO SERÁN TRES MESES

Siempre he tenido la necesidad de entender a las personas que me criaron, por diversas razones mi necesidad de comprender sus razones eran más fuertes que nada para mi propia "supervivencia". Mi amona (abuela) fue quien me crío, por lo que supongo que la distancia generacional existente entre las dos, hizo de esta necesidad algo siempre latente en mi. Sobretodo mirar hacia atrás, hacia los años en los que era una niña, años en los que creamos vínculos o no, años que de alguna manera, marcan tu ser, tu mañana....tu futuro. Estos paseos que he ido realzando por su pasado me han ayudado a comprenderla, a desarrollar más aún mi empatía hacia quien me rodea...y de alguna forma a acercarme a mi paz interior. Pues bien, aunque las personas más allegadas a mí ya lo han leído, lo comparto con todos vosotros. A veces (muchas más de lo que creemos), basta con mirar atrás para entender a aquellas personas que sientes lejanas a ti. Y ya no me lío más. Os dejo con mi pequeño homenaje a la persona que me crió. SÓLO SERÁN TRES MESES: Pienso en las huellas que dos grandes guerras dejan en al menos cuatro generaciones, pienso en la crudeza que supone que, tras traer a tus hijos al mundo para amarlos, protegerlos y guiarlos en su recorrido por la vida, seas sobresaltado por el miedo, las bombas, el horror....Pienso y se me hace imposible imaginar el dolor de mi bisabuela diciendo adiós a sus hijos, niños y niñas que jugaban a la comba o al escondite, un buen día (y gracias a la entereza y unión de todos esos padres y madres vascos) tuvieron que sentir el desgarrador y más doloroso ADIÓS. Sólo serán tres meses les dijeron, más en el fondo de su corazón, todos esos padres y madres sabían que sólo eran palabras que alimentaban su esperanza. Pienso en mi querida amona (abuela)....que como muchos niños vascos, jamás volvieron a mencionar lo ocurrido, "lo pasado, pasado está" repite, en aras de evitar (supongo) hablar de un tema para el que no hay relato más explícito que el silencio... Se criaron lejos de su tierra, lejos de su gente y lejos de todos aquellos planes que sus padres tenían para ellos, caricias, consuelos....que fueron sustituídos por gestos de cariño de gente voluntariosa y generosa...pero ajena. Se volvieron obedientes, educados y firmes...muy firmes. Tuvieron que idear historias esperanzadoras y quién más quién menos encerrar bajo llave sus recuerdos, aquellos que si no, los matarían en una espiral de tristeza y destrucción...recuerdos que no volverían. Somos hijos, nietos y bisnietos de aquellos que se volvieron héroes sin pedirlo, de aquellos que aprendieron a obedecer acallando sus deseos, de aquellos que de una peseta estrujaban hasta el último céntimo...En todos nosotros quedan huellas de estas guerras...y en todos nosotros, vascos, perdura aún la unión y la fuerza ante la represión. Quiero agradecer a mi amona (abuela) esa disciplina y firmeza (fruto de su vida en Inglaterra), que me salvaron la vida, y quiero con el tiempo poder perdonar a aquellos que arrancaron su inocencia y su capacidad de amar libremente y sin sentirse extraña por ello... Maite zaitut amona!!!Zure biloba Lohitzun.

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